EL COLOR DEL MAR

Óleo de José Manuel Ábalos 

“¡El mar es azul!”, me gritó la hermana Soledad, llena de rabia.

Yo ya lo sabía. Lo había visto una vez en la película del domingo por la tarde.

Pero a mí me costaba imaginar tanto azul junto y le añadí algunos resplandores verdes de alga y blancos de estrella.

La hermana me castigó sin recreo y me puso de cara a la pared para el resto de la mañana.

Cuando todos salieron al patio y ya me creía solo en el aula, escuché una voz que me decía casi al oído: “Pues a mí me gusta”

Me volví y la miré a los ojos. Allí estaba el mar que no había sabido pintar. Y no, no era tan verde; pero tampoco era solo azul: tenía destellos esmeraldas y blancos.